EL ARTE DE LA MUERTE
Exposición fotográfica de
JUAN CARLOS VÁZQUEZ, "DOCTOR HALURO"
A las 5 de la tarde el Minotauro
persigue la figura femenina en el laberinto del coso taurino, pero él
es el atrapado. En la arena no hay escapatoria, ni esquinas, ni
referencias. Sólo la querencia, la querencia que lleva a la bestia
cegada por el sol a huir de la muerte, intentando matar a su verdugo
La mujer-torero siempre gana. La
seducción siempre gana. Incluso cuando muere, gana. La muerte del
torero es el máximo triunfo: el sacrificio, la gloria, la
sublimación de la memoria, pero nadie lo desea de verdad (sólo José
Tomás).
El toro existe
sólo para morir, con dignidad en el mejor de los casos, pero sólo
para morir. La única razón para esta muerte, aparentemente inútil,
es que sirva para que en un instante, nunca previsto, pueda surgir el
arte.